De la Santísima Trinidad y el modelo del átomo

Comencemos citando un curioso librito:
Las tres fuerzas divinas interpenetran el universo y constituyen el centro de todas las doctrinas. El Dios único se condiciona a sí mismo de esa manera en nuestro mundo físico. La Trinidad está siempre presente pero una de sus fuerzas domina en primer grado, otra en segundo y otra en tercer grado en cada instante de nuestro tiempo. Como la marcha sucesiva de predominio de cada una de estas fuerzas no está nunca en el mismo momento para el Cosmos, para cada galaxia, para cada astro y para cada uno de los átomos que en esos astros existen; como todo está en movimiento en el tiempo y en el espacio, no puede repetirse jamás un instante del universo. El eterno presente, que no podemos comprender, es posible.
Casi como se le enseña a un joven Padawan, Daniel Ruzo es su rol de Maestro Jedi nos explica en su libro Los Últimos Días del Apocalipsis como la Fuerza (aquel campo de energía creado por todas las cosas vivientes, que nos rodea, penetra en nosotros y mantiene unida a la galaxia) se distorsiona, en palabras del Material Ra, en tres fuerzas que, en lenguaje eclesiástico y también esotérico, se la denomina Santísima Trinidad. Hay algunos que han visto en el fenómeno inexplicado de la Fuerza de Gravedad -porque la habrán modelizado, enumerado y discretizado en números de elevada precisión pero nadie ha logrado explicarla- lo que el profesor Tolkien menciona como los Palacios Intemporales, aquella región donde tiene su estancia Ilúvatar, y todos, a esta altura, deberíamos saber de qué Densidad se trata.

Pero hemos ido demasiado alto... debemos bajar porque desde nuestro palco ubicado en la Tercera Escalinata de la Creación, sólo tenemos consciencia de los escalones más bajos; dediquémosle entonces al menos una mirada en profundidad.

Niels Bohr, el académico alquimista Ernest Rutherford (pues logró la transmutación de elementos) y el desconocido Hantarō Nagaoka quizá nos puedan dar una mano generosa al respecto. Con el pomposo nombre de teoría saturniana, cada uno de estos prestigiosos científicos, en hebras separadas aunque entrelazadas de investigación, lograron elaborar y refinar un modelo sobre el átomo.

El modelo final aceptado conocido como modelo cuantizado del átomo, posee las siete órbitas estables de electrones alrededor del núcleo; a estos siete círculos o espirales descritas por los electrones se los denominan con el fastuoso nombre de número cuántico principal. Ocurre otra curiosidad: los elementos subatómicos pertenecen a tres categorías: electrones rodeando en órbitas, y neutrones y protones en el núcleo; los primeros con carga negativa, los segundos siendo neutros y los últimos con carga positiva.

Es aquí donde el ojo entrenado tal vez haya hecho una asociación feliz.

En efecto, hay quienes ven en este modelo una excelente analogía con el modelo de las siete densidades de consciencia, ya que coinciden en número con las órbitas estables. Pero además también es posible establecer una relación con las tres distorsiones u orientaciones... ¿quizá una buena representación de la Santísima Trinidad sea el mítico triskel?

Bajo el modelo de los rayos de la creación (o espectros de luz), mencionado por Gurdjieff y tratado también en el Material Ra, es posible intercalar el modelo de las densidades y como éstas afectan a la humanidad. En distintas canalizaciones, la Sexta Densidad menciona reiteradas veces que sólo aconsejan y brindan información, tanto a las entidades de servicio egocéntrico (STS), como a las de servicio al prójimo (STO), pero que en ningún caso intervienen de manera activa; ¿esto quizá podría caratularlas como neutrales o unificadas? Citamos nuevamente las palabras del místico peruano:
La acción de las tres fuerzas de la Santísima Trinidad produce las influencias cósmicas y telúricas, que presiden el destino de las agrupaciones humanas. Todas las tragedias de la historia han sido agravadas por el desconocimiento de esas influencias y por la inútil acción de los hombres y de los grupos humanos en contra de ellas: disminuyen o agravan la intensidad de los impulsos de la naturaleza humana y sus consecuencias son visibles en la periodicidad de la historia.
Es curioso como las palabras del autor han logrado exponer la Batalla Espiritual que día a día se libera en el tablero inclinado de la realidad humana donde dos bandos se enfrentan: uno buscando la evolución espiritual del ser humano honrando su libre albedrío, y otro bajo la imposición y la fuerza persiguiendo hambriento su tesoro de guerra. Estas entidades negativas que influencian al rebaño humano intentan retener y tapiar el cruento enfrentamiento cotidiano con altas dosis de anestésica ignorancia y subjetividad, proveyendo sórdidos sistemas de creencias teócratas y un arsenal de parásitos de menor nivel que aprovechan las vulnerabilidades y debilidades humanas.

Pero por otro lado, la fuerza positiva conocida en la literatura alquimista como la Hermandad de la Heliópolis, observa y aguarda paciente el llamado para su intervención. Ellos atesoran una vastedad de conocimientos que ha permitido divulgar de manera cifrada la verdad sobre esta prisión: ayudan a los alquimistas a transmutar sus almas, curan al herido y asisten al buscador de la Verdad.

Recordemos también que la capacidad de intervención de la fuerzas creativas funcionan de manera proporcional a la capacidad consciente de polarización de cada ser humano; esto se debe, en palabras de los grandes alquimistas, a la cantidad de impurezas presentes en el mercurio filosofal, y en palabras actuales en la capacidad de reducir conductas egocéntricas y reemplazarlas por actos que honren el libre albedrío del prójimo.

Hay quienes aseguran que las fuerzas positivas aguardan el momento en que ciertos candados y bloqueos se abran, relacionados tal vez con los eventos apocalípticos, en donde los ojos de la humanidad se liberen de los velos de la opresión y permitan contemplar la realidad tal como es.

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